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 Espacio que reservamos a cualquier alumno que destaque por su actitud, su trabajo, o por algún logro que merezca ser compartido con los demás.

 

Celia Dávila

04/01/2021

Empecé a bailar en una pequeña escuela de Vitoria-Gasteiz, mi ciudad, cuyo nombre era Traspasos.

           

Al cumplir los siete años mi madre decidió apuntarme al Conservatorio de danza “José Uruñuela” donde cursé todos los años del Grado Profesional. Allí fue donde coincidí con Dª Elena Llanos, la profesora que me mostró lo esforzada, exigente y rigurosa que es esta disciplina del ballet, aunque también me enseñó lo gratificante que puede llegar a ser. Elena había sido alumna de Dª Carmina Ocaña y entendió que para hacerme conocer la auténtica dimensión del ballet en toda su grandeza debía conocer y asistir a las lecciones de Carmina y Pablo.

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FOTO © VALLINAS

FOTO © VALLINAS

FOTO © QUEZADA

FOTO © QUEZADA

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De ese modo acudí durante varios años a los cursillos y a las clases de Carmina Ocaña y Pablo Savoye como complemento a mi formación más académica. Me encantaba ir a su Escuela. Recuerdo, cuando me presenté a varios concursos nacionales, que al venir a Madrid Pablo y Carmina ensayaban conmigo después de las clases para darme consejos y matices que hoy en día sigo utilizando.

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Tras cumplir los 18 años y asistir a varios cursillos fuera de España por diferentes escuelas de Europa y América tomé la decisión de venirme a estudiar con ellos y preparar mi salto al mundo profesional.

Esos años que estuve en la Escuela, me han servido para conocer, comprender, odiar y amar la danza, pero sobre todo me han ayudado a conocer y comprenderme a mí misma, conocer y comprender a los demás y conocer y comprender el mundo que me rodea.

Quiero, en estas líneas, agradecer su esfuerzo, su implicación, sus palabras de ánimo, sus reprimendas, la pasión que ponen en lo que hacen, y la autenticidad de los valores que transmiten a través de la danza.

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Hoy, tras años de trabajo y esfuerzo, de anhelos y desilusiones, de dolores y alegrías tengo que decir que gracias a mi familia, Elena, Carmina y Pablo he podido lograr mi sueño; BAILAR.

En el 2019 conseguí un contrato en la CND

 (Compañía Nacional de Danza de España) donde he podido seguir creciendo como bailarina y persona.

FOTO © ALBIRU

FOTO © ALBIRU

FOTO © ALBIRUU

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